El climaterio abarca hoy 1/3 de la vida de las personas con útero. La falta de información dificulta adaptarse y aceptar los cambios que está atravesando el organismo.

No es novedad que todo lo relacionado al ciclo menstrual ha estado – y sigue estando – rodeado de silencios, tabúes, mitos y prejuicios. Como la primera menstruación en la adolescencia, el climaterio es la etapa de la vida de las personas con útero más invisibilizada. De ella no se habla, a pesar de que muchísimas personas la van a atravesar. Se la relaciona con la finitud, la vejez, el fin de la sexualidad. Todo eso bajo un aura de secreto y silencio. Como si no hablar de menopausia impidiera que llegara.

El climaterio abarca hoy 1/3 de la vida de las personas con útero y, existen múltiples tipos de menopausias: quirúrgica, por estrés, precoz o también llamada Insuficiencia Ovárica Prematura (antes de los 40 años), temprana (entre los 40 y los 45 años), para las cuales no contamos con estadísticas locales exactas. Según datos de la OMS, entre el 60% y 70% llegan a esa etapa sin los conocimientos básicos de su impacto tanto físicos como psicológicos. Es decir, una etapa invisible que no cuenta con estudios suficientes para saber realmente dónde estamos parados.

“Las mujeres -estoy hablando de una mujer caucásica, de un país entre sub y desarrollado- pasamos un tercio de nuestras vidas en esta etapa y, cuando llega, nos encuentra desinformadas. Y solas. Ahí viene el punto de inflexión: con un equipo médico que tampoco sabe cómo enfrentar la llegada de ese momento en la vida de una mujer”, explica la brasileña Miriam De Paoli (50), una de las fundadoras de NO PAUSA, un ecosistema de comunicación integral dedicado a visualizar y desmitificar el climaterio/menopausia y a romper con los estereotipos y estigmas negativos que rodean esta etapa de la vida.

Junto a la argentina Milagros Kirpach (26), las dos mujeres crearon una comunidad -que hoy reúne más de 50.000 personas- con los objetivos de romper el tabú, proveer información, empoderar y acompañar a las mujeres para que decidan cómo quieren vivir esta etapa de sus vidas. “Lo importante es tener la información para planificar y priorizar”, advierte Kirpach.

Tal es la desinformación e invisibilidad que ni siquiera la llamamos por su nombre correcto. Técnicamente, la menopausia no es más que el fin de la menstruación. En promedio sucede alrededor de los 50 años de edad – dependiendo de hechos biológicos y del entorno sociocultural – y comprende un amplio rango entre los 48 y los 58 ( por ejemplo, en Latinoamérica el promedio es a los 49). Lo interesante es que la menopausia -como la menarca- es un solo día en la vida de las personas con útero. Por el contrario, cuando hablamos de climaterio, nos referimos al período de transición en la vida de las personas menstruantes que se prolonga durante años, e incluye el antes, el durante y el después de la menopausia.

Esta etapa se caracteriza por la caída del nivel de ciertas hormonas, en especial del estrógeno. Cuando caen los estrógenos, aumenta el riesgo cardiovascular (durante el climaterio hay más muertes asociadas a esta causa que al cáncer de mama), se resecan las mucosas (en especial la vagina y la vulva), se experimentan calores, cambia la respuesta sexual, etc. Esto solo para mencionar algunos de los síntomas que parecieran aparecer “como de la nada”.

Cuando existe poca información sobre un tema determinado, los seres humanos suelen caer en la trampa de llenar los espacios de incertidumbre con algunos de los mitos de siempre. “Algunos surgieron hace siglos y tenían relación con el estilo de vida de las mujeres del Renacimiento o de la era feudal, y sin embargo los seguimos repitiendo como si la vida de las mujeres de hoy tuviera alguna relación con las de aquellas”, advierte Silvina Witis, médica especializada en Ginecología y Endocrinología Ginecológica, miembro de la Federación Argentina de Sociedades de Ginecología y Obstetricia en su libro Menopausia.

Que la menopausia es una enfermedad, que es tema de “viejas”, que los síntomas son siempre los mismos o que el sexo se termina con su llegada, son solo algunos de los que la rodean. “Es fundamental reconocerlos para poder hacerles frente, sobre todo para desarmarlos y no darles más importancia o dimensión de la que se merecen”, sostuvo la experta en diálogo con Infobae.

“Una mujer que se encuentra atravesando la menopausia -aseguró- no atraviesa una enfermedad, no es ‘vieja’, ni está loca. Siempre fue un tema tabú del que se hablaba despectivamente, ahora queremos explicar lo que en verdad es: les sucede a mujeres, grandes pero no ‘viejas’, con mucha vida por delante, ganas de vivir y proyectos”.

El paso del tiempo está ligado a la manera en que éste afecta la biología de la mujer y es un proceso que no se detiene. A veces tomar conciencia de esta evolución asusta y negarlo o incluso frenarlo parecen la mejor alternativa. Sin embargo cumplir años, crecer, evolucionar, y reflejar en el cuerpo el proceso del paso del tiempo es, ante todo, natural.

Que los tabúes, a su vez, se crucen con las creencias culturales de cada sociedad es moneda corriente. “En la India, por ejemplo cuando una mujer llega a la menopausia se celebra el comienzo de esta nueva etapa con una fiesta, a diferencia de lo que ocurre en la cultura occidental”, revela la especialista en su libro.

Así como a cierta edad empiezan a aparecer algunas canas en el cabello, al mismo tiempo desaparecen otros aspectos de la vida femenina. Son cambios que atraviesan a la mujer y que necesitan ser tratados y hablados a partir de cierta edad. “Esperar a que aparezca el primer síntoma es erróneo ya que se pierde la oportunidad de prepararse, seleccionar estrategias para una mejor calidad de vida y sobre todo no dejarse ganar por los miedos que surgen más por el desconocimiento que por lo que en realidad sucede”, advirtió.

Para Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, “las experiencias y las etapas de la vida influyen en la sexualidad. Así como el cuerpo y el mundo interno cambian, ya sea por factores biológicos, psicológicos, socioculturales, también la vida sexual acompaña estas modificaciones”. “Sin embargo, a medida que pasan los años creemos que las causas biológicas son las que llevan las de ganar en este proceso de envejecimiento. Los cambios asociados con la menopausia provocan un antes y un después en la vida sexual. Sin embargo, ¿cuánto hay de cierto en que la pérdida de la menstruación y los cambios hormonales son las que causan los efectos negativos?”, se pregunta el experto.

Un estudio publicado en Suiza y llevado a cabo por el Departamento de Psicología y Psicoterapia de la Universidad de Zúrich en el año 2019 analiza los predictores más influyentes en la sexualidad femenina después de los cuarenta teniendo en cuenta diferentes factores. Uno de ellos es que la edad y la menopausia son factores que actúan en forma negativa. Sin embargo, los investigadores advierten que la baja de hormonas no es la causa principal de los problemas sexuales, sino el estado psicológico e interpersonal, incluyendo la calidad en la relación de pareja.

“Por los datos que revela este estudio los cambios negativos en la sexualidad a medida que las mujeres envejecen se deben en primer término a cuestiones de índole psicológica e interpersonal (social y de pareja) más que a factores hormonales, que, si bien intervienen, no son la causa principal en esta etapa de la vida”, advirtió Ghedin.

Según la definición de la Organización Mundial de la Salud, la salud sexual es “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social, y no meramente a la ausencia de enfermedad, disfunción o dolencia”. Históricamente se consideró que la respuesta sexual humana no difiere entre hombres y mujeres, sin embargo, investigaciones posteriores indican que la respuesta femenina no es lineal como en los hombres (deseo, erección, coito, eyaculación) sino que necesita del contacto físico, la intimidad, el erotismo, para encender el deseo.

“Se ha demostrado que la satisfacción con la vida en general, la valoración personal, los rasgos de extraversión y el optimismo, son aspectos fundamentales para mantener una salud sexual plena. Los trastornos psiquiátricos como la depresión y los trastornos de ansiedad actúan negativamente. En lo que respecta a la autoestima se examinan seis aspectos diferentes: autoestima emocional, habilidades sociales, confianza social, autoestima relacionada con el logro, atractivo físico y deportividad”, finalizó el especialista.

Nota original.

Fuente: Infobae