Si poco se habla del climaterio, mucho menos de lo que les sucede a ellos a partir de los 50 años. Aquí, claves para que la convivencia sea armoniosa y el deseo sexual siga siendo un motor importante de la pareja.

Cuándo se da ese encuentro de titanes? Cuando en la intimidad se encuentran la menopausia y la andropausia. Si todavía seguís leyendo y no te estas preguntando… ¿andro qué? te felicitamos. Si de la menopausia no se habla, todavía se habla menos de la andropausia, una suerte de “menopausia masculina”.

¿Y por qué nos interesa? Porque muchas veces, mientras estamos intentando ver “qué onda” con nuestro climaterio/menopausia, nuestra pareja también puede estar atravesando por cambios hormonales. Y la gran mayoría los desconoce. Y tienen impacto. Principalmente en la cama.

Los primeros indicios

El climaterio (etapa que “en general” va de los 45 a los 55 años y que incluye la menopausia) es cuando nuestras hormonas sexuales empiezan a bajar y, muchas veces (y acá aclaramos que estamos generalizando. Si no te ha pasado, ¡genial!), los temas relacionados con la líbido, la respuesta sexual y el orgasmo se hacen presentes. Bajan las hormonas, se reciente la vida sexual. Es así. Simple y complejo a la vez.


Pero antes de seguir tenemos que aclarar algunas dudas que casi siempre vienen de la mano de esos temas tabú: ¿Andropausia y menopausia son equivalentes? ¿Pasan a la misma edad? Según los expertos, no a la primera y no a la segunda. Menopausia y andropausia son dos procesos diferentes pero que cuando pasan en una pareja hay que hablar. Mucho. Y si son simultáneos el impacto es todavía mayor. La menopausia es el fin de la etapa fértil de la mujer, pero la andropausia no supone esta condición en el caso de los hombres. Ellos pueden ser fértiles hasta edades más avanzadas que nosotras. En nuestro caso la menopausia es un proceso que se produce de forma espontánea -aunque se pase por varias etapas durante el climaterio-, mientras que en ellos es una circunstancia gradual. A partir de los 40 años, aproximadamente, los hombres van experimentando una disminución lenta y progresiva de la testosterona, la hormona sexual masculina segregada por los testículos.


¿Entonces? ¿Donde está el problema? En cada persona esta “caída” se da de manera diferente y es ahí donde está la “punta del ovillo”. Y la vida moderna nos juega una mala pasada: gracias al estrés y al estilo de vida que tenemos hoy se ha comprobado que entre 35% a 40% de los varones experimentan esa “bajada” de forma más abrupta alrededor de los 50 años. Lo que antes pasaba después de los 60 se está adelantando. O sea, las posibilidades de que la menopausia y la andropausia se encuentren bajo las mismas sabanas son altas. Si estás en el climaterio y tu pareja tiene mas o menos la misma edad, o es un poco más grande, quizás la libido haya cambiado… y no solo para vos.el silencio.

Aunque todavía no sea vox populi, sabemos que el descenso radical de las hormonas sexuales femeninas en un periodo de tiempo relativamente corto, lo que puede suceder especialmente en la perimenopausia, hace que muchas experimentemos los famosos sofocos. A pesar de ser el más conocido de los síntomas, hay otros que también aparecen con frecuencia como la bajada en la libido, sequedad vaginal, cambios frecuentes de humor, entre otros.


Y acá es donde está la complexidad de ese “encuentro” de titanes. Nosotras todavía no hablamos tan abiertamente de la menopausia y sus síntomas, pero la gran mayoría de los varones directamente nunca escuchó hablar de la andropausia. No se les comenta que a medida que van descendiendo los niveles de testosterona, también disminuye el deseo sexual e incluso ellos pueden presentar disfunción eréctil o menos erecciones. Aunque cuando la bajada de testosterona se da de forma normal –y no como parte de los 35%/40% arriba mencionados– a partir de los 30 años ella empieza a descender y también los varones pueden experimentar alteraciones en el sueño, cambios emocionales y en la esfera sexual. Como muchas veces no saben lo que les pasa pueden empezar a sentirse menos confiados lo que puede llevar a estados de tristeza y depresión.


Pero volviendo a la esfera sexual. Como el Viagra vino a solucionar los problemas con la erección todo lo relacionado con el deseo del varón pareciera haber quedado en un segundo plano. Erección y deseo no son lo mismo. Como el deseo es un tema no demasiado explorado –ni cuestionado- una bajada del deseo gracias a un tema hormonal puede ser confundido con el fin del amor o de la pasión. El pene está erecto gracias al Viagra pero el deseo sigue sin aparecer. Y muchas veces se empieza un sinfín de cuestionamientos –casi siempre se culpa que ya “no hay química” en la pareja, que la pasión terminó- y las tentativas de volver a desear fracasan. Por desconocimiento. Por falta de información. Porque de “eso” no se habla.


No estamos diciendo que siempre que la libido/deseo de la pareja 45+ esté baja sea o por la menopausia o por la andropausia. Estamos alertando de su existencia. Que cuando aparece –y va a aparecer para todxs, en diferentes momentos, pero sin excepción-, no sirve jugar a “no hablar” para que “no suceda”. Hay que recordar que impacta, y a veces mucho.

Momento de desafíos

Primero hay que reconocer que existe para poder buscar soluciones. Hay que hablar con los profesionales de la salud que nos acompañan. Contar nuestras dudas y hablar de climaterio y andropausia. Y si la respuesta es: báncatela, es así, no hay nada que hacer, rápidamente buscar a otro profesional. Así de simple. Estamos en el siglo XXI y hay infinitas maneras de atravesar esas etapas de forma plena. Pero ojo, tampoco somos una generación preocupada por entender cómo funciona el deseo sexual. Y una cosa viene de la mano de la otra. Como recuerda el sexólogo Patricio Gómez Di Leva: “para que el deseo aparezca también necesitamos de los estímulos adecuados. A medida que van pasando los años vamos necesitando más estimulación y muchas veces pasa lo contrario: nos tocamos menos, “jugamos” menos”.


El deseo se construye. Y se re aprende todo el tiempo. Es ingenuo creer que el tiempo no pasa y que seguimos siendo los mismos en ese aspecto, aunque el espejo nos devuelva una imagen que nos satisfaga. El tiempo pasa. Y no significa que sea para peor. O para mejor. Pero lo que si nos hemos dado cuenta desde No Pausa, como personas y como parejas, es que hay que replantear y a veces re significar muchos conceptos. Y aprender otros. Como empezar a sumar lo biológico a la ecuación de las cosas que nos pasan. Sea en la cama o fuera de ella.   
¿Entonces? ¿Conclusión? Hablar. Mucho. Sin miedo (no estamos diciendo que sea fácil). Y no olvidarnos que la fisiología también tiene su rol.

Fuente original: Marie Claire