¿Sintieron rigidez en diferentes partes del cuerpo? ¿o un dolor muy intenso? Si es así, díganle hola a la tensión muscular. Y voilá, el desequilibrio hormonal también puede ser  su causa.

Son muchas cosas, sí, pero ¡eyyyy! Saberlo nos tranquiliza, porque al menos entendemos porqué nos pasa lo que nos pasa y dónde buscar ayuda. Como siempre decimos en No Pausa “unx profesional de la salud que nos acompañe en esta etapa es fundamental” así que veamos qué nos traen sobre este tema.

La tensión muscular es esa sensación de rigidez o dolor de intensidad que tenemos en diferentes momentos y en distintas partes del cuerpo. Suelen ser momentáneas pero pueden volverse crónicas si no las tratamos adecuadamente y a tiempo. ¡Por eso se lo anticipamos!

Los síntomas más comunes suelen ser  la rigidez o los calambres, sensibilidad, dolor o ardor, la movilidad limitada y también la fatiga.

El dolor muscular se produce por la disminución de la masa muscular que se incrementa a partir de los 50 años. Esto conlleva una pérdida de fuerza y también mayor riesgo de fracturas y lesiones. Esta pérdida de masa, debida fundamentalmente a la edad, tiene directa relación con la llegada de la menopausia y su desequilibrio hormonal.

La tensión muscular suele ser más frecuente durante la perimenopausia, que es cuando nuestras hormonas empiezan a fluctuar porque los estrógenos y la progesterona están estrechamente vinculados a la función muscular de nuestro cuerpo.

Por ejemplo, el estrógeno nos ayuda a regular la producción de cortisol, más conocida como la “hormona del estrés”. Cuando los niveles de estrógeno son bajos, los de cortisol se incrementan, lo que se refleja en una subida de la presión arterial y el azúcar en la sangre, causando tensión y fatiga en los tejidos musculares.

En el caso de la progesterona, cuando los niveles comienzan a disminuir durante la perimenopausia también contribuyen a la rigidez de los músculos.

De esta manera, durante el climaterio, los músculos se vuelven menos flexibles y esto hace que nuestros movimientos se limiten. En algunos casos se pueden producir vértigos y mareos por la reducida movilidad del cuello, por ejemplo.

Peeero, hay formas de sobrellevar estos días de rigidez y dolor muscular: con cambios en el estilo de vida, terapias alternativas y opciones farmacológicas. Obvio que SIEMPRE con el correcto acompañamiento y asesoramiento médico.

Pero antes de avanzar, lo que podemos hacer para ayudar a aliviar este síntoma es empezar a cambiar nuestro estilo de vida.

Con pequeños ajustes, empezando por una dieta equilibrada, que incluya las vitaminas esenciales para esta etapa: como la Vitamina C (cítricos, kiwi, ananá, brócoli, pimientos, verduras de hoja verde, tomate); la Vitamina E (aceites vegetales como el trigo, el girasol, el maíz o la soja); la Vitamina D FUNDAMENTAL (luz solar, pescados grasos, como atún y caballa); y algunos tipos de Vitamina B (B1, B2, B3, B5, B6, B7, B9, B12).

Otro hábito que puede contribuir con la rigidez y la tensión muscular es, desde ya, el hacer ejercicios de estiramiento, yoga o pilates. ¿Por qué? porque los estiramientos musculares favorecen el adecuado incremento de la distribución de nutrientes y sangre de los músculos. Y, por ende, ayudan a reducir el dolor muscular a corto y mediano plazo.

Y como con la mayoría de los síntomas del climaterio, también los hábitos dietéticos sanitarios, como evitar  el tabaco, el alcohol y dormir 8 horas diarias (tarea a veces imposible). Todos estos cambios pueden tener un alto impacto en la mejora de este síntoma.

Ahora lo sabemos: para la tensión muscular, ¡cambios en el estilo de vida nos van a ayudar!

Fuentes: