La menopausia y el climaterio son tabú dentro y fuera del feminismo. Para romperlo surge No Pausa, una organización que milita por la visibilización de una etapa de la vida cargada de silencio.
Cabelleras canosas, abanicos para el sofoco, gestos de dolor y relojes de arena en tonos rosados que marcan cuentas regresivas. Lejos de representar a alguien que tiene un tercio de la vida por delante, las imágenes que aparecen cuando se googlea la palabra “menopausia” sostienen el estereotipo gerontofóbico y edadista al cual la sociedad le huye en base a cirugías, cremas anti age y tratamientos estéticos.
Lo mismo pensó la periodista Miriam Di Paoli en 2018 cuando, a sus 48 años, le diagnosticaron perimenopausia y se dio cuenta de que a pesar de su formación universitaria no tenía ningún conocimiento sobre el tema. A partir de este suceso y frente a la falta de información, Miriam decidió crear No Pausa, un proyecto multiplataforma que busca romper mitos sobre el climaterio y, a casi tres años de su lanzamiento, ya tiene más de 75 mil seguidores en redes sociales, 220 artículos publicados y personería de asociación civil. “Lo que implica el dejar de menstruar en el siglo XXI está muy lejos del estereotipo cultural de la menopausia. Nosotras decimos que hay tantas menopausias como personas y en nuestro país hay 5 millones de personas que están entre los 45 y los 55 años”, cuenta a este medio Milagros Kirpach, periodista, discípula de Miriam e integrante de No Pausa quien, a sus 27 años, insiste en la importancia de hablar del climaterio en todas las edades.
“La idea de No Pausa era suplir esta falta de información que veíamos. Cuando buscamos en Internet nos encontrábamos con cosas muy técnicas o narraciones desde la experiencia personal. Queríamos generar algo con información cuidada, que ofrezca múltiples miradas y alternativas y permita adoptar y entender los cambios. La información da poder y la necesidad es cada día más grande, lo vemos en la comunidad que crece constantemente, trascendiendo lo digital”, agrega.
El tabú sobre esta etapa de todas las personas menstruantes está tan arraigado incluso erramos a la hora de nombrarlo: mientras la menopausia se refiere puntualmente a los días de la última menstruación, el término climaterio abarca todo el periodo de transición que incluye la premenopausia, cuando las hormonas reproductivas empiezan a declinar y aparecen alteraciones en el ciclo; la perimenopausia, cuando los síntomas se intensifican y las irregulares son cada vez más pronunciadas y la posmenopausia, que abarca de 1 a 6 años después de la última gota de periodo. Además, existen la menopausia inducida, como consecuencia de una cirugía o a un medicamento que afecta los ovarios; la menopausia precoz, que se da antes de los 45 años y puede tener diferentes desencadenantes como el consumo excesivo de alcohol, los desórdenes endocrinos o enfermedades autoinmunes, y la menopausia tardía, que aparece luego de los 55 años, ya sea de forma natural como inducida.
La ausencia de discursos médicos, la invisibilización y los nulos contenidos del tema en la Educación Sexual Integral (ESI) resultan en que entre el 60 y 70 por ciento de las personas que llegan a esa etapa lo hagan sin los conocimientos básicos de su impacto tanto físico como psicológico. Así, se desconocen los síntomas previos, que alcanzan al 85 por ciento de las personas premenopáusicas, y se sobremedica y patologiza a las personas mayores, aumentando, por ejemplo, los diagnósticos de depresión.
“Cuando empezamos a mapear la temática nos damos cuenta que la mayoría de las personas, sean de la clase social que sean, desconocen de lo que estamos hablando. Esto también está relacionado a la estructura patriarcal en la que estamos inmersas, porque si las personas con útero nacimos para reproducirnos, cuando ya no podemos hacerlo dejamos de estar en el mapa, como si fuéramos descartables”, continúa la integrante de la organización que realizó talleres informativos en Villa 31 y 21-24. “Si no tenemos información el impacto del climaterio puede ser muy fuerte porque muchas veces se termina medicalizando los síntomas propios de la etapa solo por no tener una mirada integral de los cambios hormonales”, lamenta Kirpach.
Desde No Pausa hacen un paralelismo con la adolescencia y la menarca para explicar que, igual que otras etapas de transición, la menopausia y el climaterio traen aparejados cambios físicos y hormonales. Estos van desde aumentos de peso, sofocos, baja en la líbido por la caída del estrógeno, resequedad vaginal, migrañas o insomnio hasta lagunas mentales o dificultades para concentrarse. Sin embargo, también existen factores sociales y miedos que pueden implicar cambios en la autoestima, la sexualidad, las relaciones con pares o la labilidad del ánimo. “Lo que afecta la autoestima es el peso social que tiene el envejecer. La visibilización que queremos hacer desde No Pausa sirve para que todas las edades puedan hablar de esto, para que no te agarre desprevenide, porque es una etapa que a todas las personas que menstruamos nos va a llegar”, aservera Kirpach, que refuerza la importancia de tener una mirada global del problema. “En Chile ya hay estudios que miden el impacto que tiene el climaterio en la violencia sexual porque el agresor se justifica en el hecho de que la mujer no quiere tener relaciones para celarla, controlarla o acusarla de infiel”, apunta.
Con el fin de obtener datos que permitan crear políticas públicas, No Pausa en conjunto con la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires acaban de lanzar “Hablemos de menopausia”, la primera encuesta sobre climaterio. El formulario anónimo, que puede responderse en este link, aborda cuestiones médicas, sociales y legales como la opinión de les consultades sobre la posibilidad de que las prepagas se hagan cargo de cubrir los tratamientos en caso de ser necesario.
El proyecto está en línea con la encuesta sobre salud menstrual realizada por la Defensoría en 2020 y apunta tanto a conocer cómo gestionan la transición a la menopausia las personas que están atravesando y/o atravesaron esta etapa, así como a recabar la información con la cual cuentan quienes lo harán en el mediano plazo. “Nosotras venimos trabajando hace 3 años y nos dimos cuenta que aún es uno de los mayores tabúes del feminismo. De hecho, luego de mucho más tiempo de activismo, lentamente estamos empezando a hablar de menstruar, para abordar el dejar de hacerlo falta muchísimo. Además, en el climaterio aparece el edadismo y otras formas de discriminación que se cruzan y aumentan los estigmas sobre la cuestión. Por eso que se difunda y se generen datos resulta fundamental”, finaliza la joven.