En No Pausa hace rato que tenemos ganas de hablar de la relación entre el climaterio/menopausia y el trabajo. O, mejor dicho, del climaterio/menopausia y el impacto en el trabajo. Y, por las dudas, aclaramos que la menopausia es solo un día de nuestras vidas. Por eso hablamos de la etapa: el climaterio.

Siempre hablamos de sus síntomas, como los sofocos, cansancio, irritabilidad y de su impacto en nuestra vida personal, sin embargo, casi nunca mencionamos que también puede afectar a nuestra vida profesional. El problema es que, como casi todo lo que está relacionado con esta etapa, no tenemos datos latinoamericanos sobre el impacto del climaterio en el trabajo como para poder analizar lo que nos pasa de forma más completa e integral. Los únicos números que encontramos impresionan: según un estudio de la empresa británica de Recursos Humanos, CIPD, el 59% de las mujeres británicas considera que el climaterio es un período de transición que perjudica su manera de trabajar. Frente a este resultado la gran pregunta que queda es: ¿por qué no se habla al respecto? ¿Cómo exactamente afecta en el día a día a quienes nos encontramos en esta etapa?

Debido a que cada mujer transita el climaterio de forma única, aunque el 80% va a tener algún tipo de síntoma, es difícil entender por qué no se habla del climaterio en el mundo profesional. Por ahora, no conocemos empresas y/o instituciones públicas que hablen sobre el tema, que hayan analizado las necesidades de sus colaboradoras 45+, que tengan políticas que abarquen esta etapa o que por lo menos hayan preguntado sobre qué es lo que nos pasa durante esta etapa.

Transitar el climaterio en el siglo XXI sigue siendo similar a menstruar en el siglo pasado: motivo de vergüenza para muchas y envuelto en silencio. La socióloga francesa Cécile Charlat explica esa dificultad gracias al hecho de que la sociedad asocia la menopausia con una enfermedad de la vejez, para la que debería haber una “cura”. O sea, el entorno nos percibirá como alguien “enfermo” de “vejez”, y esto es parte de las percepciones socioculturales que están cada día más alejadas de la realidad.

Pero el tabú es todavía más fuerte y frente a esa carga sociocultural la mayoría de nosotras tiende a proteger su privacidad. Y a no hablar del tema. A no aceptar que el climaterio puede dificultar – o no – por momentos el trabajo. Y como lo que no se nombra no existe, los defensores de la salud laboral no tienen el climaterio en su radar.

No hay una conciencia colectiva sobre la necesidad de analizar el climaterio y su impacto en la vida profesional. No estamos afirmando que sea negativo – o positivo – transitar el climaterio. Estamos planteando que es natural. Y que tiene impacto. Que debe ser analizado, investigado, medido y solo así podremos saber realmente qué medidas necesitan ser tomadas.

Por ahora necesitamos, como primer paso, visibilizar para dar lugar a un debate más profundo que no genere un nuevo prejuicio sexista, tampoco un nuevo factor de discriminación laboral, ni una nueva amenaza a medida que vamos cumpliendo años.

Estas discusiones son necesarias y deben ser vistas como una forma de contribuir al empoderamiento de la mujer en el lugar de trabajo. Y no el contrario. Nosotras, las mujeres 45+, somos una potente fuerza laboral que el mercado no puede perder. Mucho menos invisibilizar.