Bienvenid@s, 
¿Como andan? Les confieso que fueron 15 días difíciles. Por los calores.Vienen cada vez peores. 
Dormir se trasformó en un problema. Mi humor- que ya no era de los mejores – ahora durmiendo poco me ha trasformado en un cruce entre la madrasta de Cenicienta y un hooligan inglés.
Y les juro que venia bien. Todo parecía bajo control con las isoflavonas de soja que venia tomando hace unos meses (¡ojo! Con el conocimiento de mi médica. ¡Abajo la automedicación!).
No se que habrá pasado, pero dejaron de hacer efecto. 

Pero la vida no para. Y les comento sobre mis calores para que empecemos a hablar de uno de los grandes tabúes de la menopausia: blanquear o no esta etapa en el lugar de trabajo.
Nadie sale diciendo “estoy menstruando” por la oficina. Lo sé. Pero si tiene cólicos puede hacer el comentario sin miedo a ser victima de miradas raras. ¿O no?

En mi caso la menopausia se transformó en tema en medio a una reunión.
Imaginen la escena: yo y cinco varones de entre 40 y 55 años. No sé si se percibe por la foto, pero soy muy pálida. Con los calores me transformo en violeta. Literalmente.
Hasta la semana pasada nunca había pasado por un sofoco durante el día. Y pasó. Y en medio de una reunión.

Uno de los participantes me preguntó qué me pasaba y yo, lo más tranquila que pude, le comenté que estaba atravesando la perimenopausia. Que lo que él presenciaba era un calor o sofoco. Que duraba entre 1 a 3 minutos. Que era molesto pero que no pasaba nada. Que podíamos seguir con la reunión.

Pero no. Se estallo la revolución. Las caras sin expresión se transformaron. Algunos no podían creer lo que escuchaban. Otro, más cara dura, preguntó: “¿cuántos años tenés”? Contesto que 49. A partir de ahí estuvimos casi una hora hablando de la menopausia, de lo que me pasaba, de que dos de ellos creían que sus mujeres estaban pasando por esta etapa (¡ustedes pueden creer que no tuvieron el coraje de preguntarles! Hay mucho que avanzar…). 

¿Qué rescato de este episodio?: que cuando se habla del tema con tranquilidad y seriedad generas empatía. Si, hablo de seriedad. Sin risitas forzadas. Llamando las cosas por su nombre.
Lo que más me sorprendió es que ya pasó una semana de este momento. Y ya hablé de menopausia con dos personas más. Que vinieron a contarme que están pasando por esta etapa. Que me agradecieron por hablar del tema.

Yo no lo podía creer. Mi primera pregunta fue: ¿cómo te enteraste? El famoso radio pasillo… 
Y bueno. Ahora soy la “menopaúsica” de la oficina. ¡Y me encanta!
Les voy contando como evoluciona.
¿A alguien le pasó? Me encantaría conocer otras historias.

Leer nota original.

Fuente: Merie Claire (Perfil)